El pasado 2 de abril se celebraba internacionalmente el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, designado en 2007 por la Asamblea General de las Naciones Unidas para poner de manifiesto la importancia de contribuir a la mejora de la calidad de vida de las personas con este trastorno.
Para conmemorar este día y apoyar la causa, que en Adinfa nos coge muy cercana, en nuestra clínica se llevaron a cabo diversas actividades y talleres destinados a fomentar la inclusión de las personas con este diagnóstico.
Entre ellas nos gustaría resaltar la actividad “Mi día a día con personas con autismo”, a través de la cual los chicos y chicas ingresados en nuestra Clínica Adinfa pudieron comentar sus experiencias conviviendo con personas con TEA. A continuación puedes leer algunos de los testimonios (haz clic para verlos mejor).
Y es que, como puedes ver, en Adinfa la concienciación sobre el autismo la practicamos a diario. Para nosotros todos los días son 2 de abril, porque entre nuestros pacientes se encuentran internados jóvenes con trastorno del espectro autista (TEA). Nuestra experiencia desde hace años nos demuestra que los tratamientos educativos y terapéuticos en régimen de internamiento resultan positivos para las personas con autismo grave y problemas de agresividad.
Entre otras cosas, hemos comprobado que estos tratamientos ayudan a disminuir la violencia y los comportamientos agresivos de estos pacientes, ayudándoles a adquirir hábitos normalizados que son muy importantes para los jóvenes que padecen TEA. De este modo logramos una estabilización de estos pacientes que sería muy difícil de obtener del sistema sanitario.
Pero, además de esta mejoría para los pacientes con autismo y sus familias, es importante destacar también el impacto positivo que esta convivencia tiene en el resto de jóvenes que tratamos en Adinfa. Y es que a diario nos sorprenden la solidaridad, empatía, cariño y cuidado que demuestran, y cómo se ofrecen de manera espontánea a ayudarles en sus tareas cotidianas para que alcancen una mayor autonomía.
Estas rutinas de convivencia que ayudan a los jóvenes a ordenarse nos ponen de manifiesto, día tras día, que un ambiente afectivo no está reñido con el establecimiento de normas y valores. Muy al contrario, educar con autoridad positiva implica disponibilidad, apertura, entrega y generosidad, en busca de una dinámica que aporta seguridad y confianza al adolescente.
Si quieres saber cómo aplicamos estos y otros mecanismos para ayudar a los adolescentes con problemas y a sus familias, puedes visitar esta sección de nuestra web.