Estrenamos el año con un nuevo testimonio real que queremos compartir contigo. En este caso se trata de la historia de una madre, a la que llamaremos Clara para respetar su anonimato, que acudió a nosotros tras mucho tiempo intentando solucionar una situación que estalló en medio del confinamiento que nos impuso la pandemia.
El testimonio de Clara nos parece especialmente relevante no sólo por su lucha para intentar recuperar la relación con su hija, sino también porque muchos otros padres y madres se sentirán identificados tras un año y medio de medidas restrictivas que han dificultado enormemente la convivencia con un adolescente conflictivo en casa.
Queremos agradecerle a Clara su valentía a la hora de compartir su experiencia con nosotros, y desearle lo mejor en este 2022 que acabamos de empezar. Aquí está su testimonio.
Cuéntanos cómo empezó todo. ¿Cuáles fueron los primeros indicios de que algo no iba bien?
Mi hija tiene trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), y desde muy pequeña ha estado controlada por neurólogos y psicólogos. Pero conforme iba creciendo, en lugar de mejorar empeoró y su falta de control de las emociones fue a más.
¿Cómo actuaste ante esta situación?
En nuestro caso, el confinamiento supuso una ruptura. A partir de ahí se volvió incontrolable. Ante esta situación me sentí completamente desbordada y empecé a aplicar medidas de mayor control que hicieron que la situación empeorara.
¿Qué ayuda buscaste?
Recuerdo que unos meses antes del confinamiento intenté buscar ayuda. Habíamos cambiado de psicólogo y eso no mejoró nada. Sí es cierto que entendía mejor el problema, pero la situación se descontroló cuando mi hija se escapó de casa. Ante esta impotencia acudí a los servicios sociales buscando una solución, una ayuda.
¿Cómo encontraste a Adinfa y qué ha hecho Adinfa por tu hija?
Encontré Adinfa directamente a través de Internet. ¿Por qué? Porque nadie me daba una solución. En casa no avanzábamos. Ningún profesional, ya fuera psicólogo, neurólogo o asistente social, entendía bien lo que pasaba. Como era una situación en la que llevábamos meses, hubo un momento en el que buscaba sitios donde atenderla, aunque siempre me frenaba el tema del internamiento. Hasta que llegamos a una situación extrema y tomé la decisión de llevar adelante esa búsqueda que hice por Internet.
Lo primero que ha hecho Adinfa ha sido poner orden en la vida de mi hija aplicando el método que tienen. Su vida es más ordenada. Establecen horarios, hay normas, y hacen que este mismo orden se aplique también en casa. Para que a partir de ahí se pueda ordenar y ‘construir’.
¿Cómo ves a tu hija ahora y en qué ha cambiado la situación familiar?
A mi hija la veo mucho más tranquila. Y, por lo tanto, la familia también lo está. Al haber unas normas y unas consecuencias, no estamos en un constante tira y afloja por cualquier motivo ni en cualquier momento.
Adinfa le ha enseñado a conocerse mejor, le está ayudando a que empiece a tomar el control de su vida. Al conocerse más, está también más tranquila. Y al tomar mejores decisiones o decisiones más pausadas, la situación en casa es mucho más relajada.
¿Qué le aconsejas a los padres que padecen el mismo problema?
A los padres que leen esto les diría que lo primero es olvidarse del tema de la culpa. Porque la culpa es una mochila que pesa mucho, pero que no aporta nada.
En segundo lugar tenemos que olvidar el qué dirán. Nos tenemos que centrar en lo importante, es decir, en nuestro hijo y en la familia. Hay que tener claro que nadie mejor que nosotros sabe qué es lo que ocurre en nuestra casa.
Y en tercer lugar les diría que a veces es necesario ceder el testigo de nuestro hijo a alguien, en este caso a expertos como los de Adinfa, porque nos ayuda a hacernos más fuertes, mejores. Que por eso no somos peores padres, sino todo lo contrario.
¿Recomendarías Adinfa a otras familias que estén en la misma situación en la que te encontraste?
Por supuesto que recomendaré a Adinfa a todo el mundo, a todos los padres y familias que están en esta situación. No sólo por el método que emplean, sino también por el equipo de psicólogos, pedagogos, terapeutas educadores en general, que está y atiende a nuestros hijos y que a la vez nos ayuda a nosotros en este camino.
Muchas gracias de nuevo, Clara, por dar un paso adelante y compartir tu historia con nosotros y con todos los padres y madres que puedan verse en una situación similar.
Desde Adinfa queremos seguir ayudando a visibilizar casos como este, para que el sentimiento de culpa que sienten estos progenitores se disipe por fin, y sean conscientes de que hay mecanismos para ayudarles a ellos y a sus hijos.